Hace poco leí una entrevista de una chica que relató su experiencia con la ansiedad. Me gustó mucho la idea de que la gente empezara a dar la cara y contar sus experiencias con los temas relacionados en salud mental. En esa entrevista hubo algo que me llamó mucho la atención. La joven en cuestión hablaba de la importancia de las amistades en su mejora y de cómo muchas personas dan la espalda a estos temas.
Esa entrevista me hizo meditar sobre algunas experiencias que he tenido desde que decidí abrir mi página de Facebook y relatar en ella como es mi día a día sufriendo Trastorno Límite de la Personalidad. El motivo por el que me decidí a abrir la página fue porque leía muchas opiniones negativas y destructivas en foros y grupos de TLP. Mi intención era dar un aire de esperanza y crear una comunidad donde las personas con este trastorno podamos ayudarnos los unos a los otros. En la página también comentan familiares, amigos y profesionales que tratan este trastorno. Gracias a este proyecto he podido relatar mis síntomas, cómo me afectan y qué hago para reducirlos. Igualmente, las personas que comentan me han ayudado muchísimo en mi terapia. Ellos me agradecen este paso tan grande, pero yo siempre les digo que la ayuda es mútua porque día a día somos muchos los que nos damos consejos y ánimos cuando nos encontramos en un mal momento.
Han pasado unos meses desde que la página se abrió, y aparte, en mi perfil público hay un enlace que te dirige directamente a ella. La sorpresa llegó cuando después de una salida nocturna o una quedada con amigos en grupo he conocido nuevas amistades. Como viene siendo algo habitual, nos hemos dado las redes sociales y hemos dicho de volver a quedar. Al día siguiente, te sientes muy feliz por las nuevas amistades y miras sus perfiles para conocer un poco más de estas personas que te parecieron muy agradables la noche anterior. El drama llega cuando son ellos los que ven tu perfil y se dan cuenta de que escribes sobre TLP y dices abiertamente que lo padeces. Algunos de ellos me han eliminado directamente, otros me lo han preguntado y yo les he respondido que sí, después, me han borrado de sus contactos como si hubiese cometido el peor de los delitos. Mentiría si dijese que no me ha afectado, porque hubo dos chicos con los que conecté desde un primer momento, pasamos un buen rato charlando y al día siguiente desaparecieron, no sin antes preguntarme si era psicóloga o paciente.
Esos días, tirada en la cama, me hacía estas preguntas: ¿Qué de malo hay en hablar de este tema abiertamente? ¿Qué ha cambiado de la noche que nos conocimos a ahora? ¿Debo dejar de escribir o ocultar mi página a las nuevas amistades?. Pero no quiero ni voy a dejar de hacerlo, no he hecho nada malo. Todo lo contrario, lo que quiero es normalizarlo y que la gente vea que somos personas normales que pueden llegar a conocer en un momento de sus vidas y ni siquiera saber qué nos pasa. Somos personas ante todo, soy Irene, pero tengo diagnosticado TLP, algo que trabajo diariamente y que no me hace ser más violento que tú. Tengo mucha suerte porque muchas de mis amistades cercanas me animan día a día a seguir escribiendo, leen lo que escribo y me dicen que entienden mucho mejor los temas relacionados en salud mental.
Por este motivo no voy a dejar ni esconder mi página. Ya he aceptado que hay personas que están muy mal informadas, es más, tienen miedo a conocer a personas con estas patologías por el estigma que ha creado esta sociedad. Necesitamos más ayuda de los medios de comunicación y que se dejen de jugar con los términos que estigmatizan aún más nuestra sociedad. Mi postura va a seguir siendo la misma, defender nuestros derechos y dar la cara por la salud mental.
Irene Von Fuentes.
Página de Facebook: ¿Cómo sobrevivir al TLP/Borderline y no morir en el intento?
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