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Tengo 43 años. Vivo con mi marido y mis dos hijos. Me ha costado tiempo, pero “dar la cara” me ha permitido sentirme mejor conmigo misma y superar los límites que yo misma me había puesto.
Ahora hablo abiertamente de mi historia y me mantengo firme en la lucha contra el autoestigma.
"En mi entorno, las personas se comportaban de forma muy amistosa y amigable conmigo, y conseguí crear un buen ambiente. Pues bien, llegó la frase maldita: "consideramos que no eres apta psicológicamente para seguir aquí"."
"L'altre dia li vaig comentar el que em passava a una companya i em va comentar que ella creia que abans de poder accedir a treballar a una escola de mestra i/o educadora tots hauríem de pasar un examen psicològic."
"Fui a un centro de salud mental, atravesando un episodio de depresión mayor. Me encontré un cartel con consejos de autoayuda que decía “Sé positivo”. Claro, como si encontrarse mal dependiera de uno mismo, ¿no?"
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