Vivir con miedo, eso es lo que me tocó vivir en la infancia y la adolescencia. Miedo a ser tocada por la persona a la que más quería y que más me tenía que haber cuidado en este mundo, mi padre.
Miedo a ser insultada y menospreciada por no saber nada: "tú de esto no tienes ni idea" era la frase que más escuchaba decir a toda la especie masculina de mi familia. De alguna manera era una bajada de autoestima brutal a causa de la violencia física que la familia decía que no iba más allá de las broma y la violencia psicológica: "no sabes nada", etc. Que un buen día desembocó en una esquizofrenia y en una agresión física más violenta.
Y de nuevo el miedo, el estigma por la enfermedad, por la violencia machista, por el rechazo a causa de los hechos y el miedo a no ser querida nunca más.
Anónimo
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