He querido olvidar el año. Estaba ingresada. Me parece que era en 1992. Son muchos años. Un día un auxiliar de Enfermería me encerró en una habitación y se me lanzó encima. Como pude, me libré de él.
¡Son muchos años de silencio! Me sentí culpable y todavía ahora, pasados los años, me viene a la cabeza la cara de aquel hombre. Sin derechos: era solo 'una loca'.
Me sentí sola. Tenía que convivir con aquel cuidador. Él se sentía bien, me miraba y se reía.
Fue alguien que tenía que estar para protegerme y lo que hizo fue desnudarme de mi dignidad. Se sentía fuerte, y yo, muy pequeña. Nadie me hubiese creído si le hubiera dicho lo que pasó.
Adela
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